Dormir bien: el mejor remedio natural anti-obesidad

1 18/12/2012
Dormir mal

Hasta ahora sabía que si quería perder peso era muy importante hacer ejercicio y llevar una dieta equilibrada, pero lo que seguro desconocía es que el déficit de sueño de calidad contribuye al sobrepeso. Y es que cuando no descansamos óptimamente, el tejido graso responde peor a la insulina, y eso aumenta el riesgo de padecer obesidad y diabetes.

Un novedoso estudio ha descubierto el mecanismo fisiológico que relaciona obesidad y falta de sueño óptimo.

“Hemos encontrado que las células grasas necesitan también ‘dormir’ para funcionar adecuadamente”, afirma Matthew Brady, uno de los autores del estudio publicado en la revista ‘Annals of Internal Medicine’. Brady, profesor de medicina y vicepresidente del Comité de Metabolismo Molecular y Nutrición de la Universidad de Chicago, ha sido el primero en demostrar la base molecular que vincula el sueño y la obesidad.

Lo cierto es que la grasa, además de su ‘mala’ fama, tiene una importante función en el cuerpo humano ya que se encarga de almacenar de forma segura los lípidos. El problema viene cuando estas células dejan de responder bien a la insulina del organismo y a realizar peor su trabajo de almacenaje, ya que estos lípidos quedan sueltos en el torrente sanguíneo, y esto favorece la aparición de diabetes.

La ciencia ya conocía que las personas que duermen mal tienen peor resistencia a la insulina y cuentan con un mayor sobrepeso pero lo que este nuevo trabajo aporta es la demostración de la causa biológica de esa relación.

El estudio presente el inconveniente de que sólo se ha realizado con 7 voluntarios, jóvenes y sanos, que han pasado cuatro noches consecutivas durmiendo 8 horas y media y otras cuatro noches en las que sólo pudieron dormir la mitad. En ellos se controló la ingesta alimenticia y todos estuvieron bajo condiciones similares. Después se les extrajo sangre, para medir su sensibilidad a la insulina, y una biopsia, para analizar las células grasas de su abdomen en el laboratorio.

Después de las cuatro noches durmiendo la mitad de horas, sus células grasas tenían una sensibilidad a la insulina un 30% menor, debido a que estas células realizaban peor la fosforilación (una reacción química) de una proteína denominada AKT, crucial para la respuesta a la insulina. Esta reducción es comparable a la diferencia que se da entre las células de una persona obesa y las de una persona delgada o la que se observa en las de una persona con diabetes y otra sin este trastorno.

Fortalezas y debilidades del estudio

“Los resultados apuntan a una mayor influencia del sueño sobre las funciones del cuerpo humano, incluidas el metabolismo, el tejido adiposo, la función cardiovascular y posiblemente más”, señalan Francesco Cappucio y Michelle Miller, médicos de la Universidad de Warwick, en Coventry, Reino Unido, y autores de un editorial que acompaña al estudio. “Estos datos respaldan la búsqueda de estrategias para contrarrestar todo lo que amenace la duración y la calidad del sueño como objetivo para mejorar la salud tanto de las personas como de la sociedad”.

Por su parte, Andreu Palou, catedrático de Bioquímica y Nutrición de la Universidad de las Islas Baleares y director del programa de biomarcadores del CIBEROBN, explica que este trabajo “es un estudio interesante, pues identifica unas alteraciones moleculares concretas que experimenta el organismo ante una limitación (severa) de las horas de sueño”.

No obstante, este experto apunta algunas de las limitaciones de la investigación como el reducido número de personas estudiadas y el poco tiempo de seguimiento, tan sólo de ocho días. “No sabemos si los efectos observados se mantendrían en un plazo más largo, que es lo más interesante para el tipo de alteraciones estudiadas, que son desordenes crónicos: Obesidad, resistencia a la insulina, diabetes tipo 2. Otro aspecto crítico es que el estudio no parece controlar es el de la duración de los ciclos luz/oscuridad. Presumiblemente, los que estaban más horas despiertos también estaban expuestos a más horas de luz. Se sabe que ese tiempo de exposición a la luz afecta a parámetros metabólicos relacionados con los estudiados”.

“Desde luego, la idea es cada vez más concreta de que la falta de horas de sueño conlleva alteraciones metabólicas importantes que pueden afectar incluso al balance energético, la diabetes tipo 2 y la resistencia a la insulina. También dormir poco afecta al sistema cardiovascular, y conlleva además problemas neurológicos y gastrointestinales; pero es difícil hacer recomendaciones generales de horas de sueño, más allá de lo que cada uno perciba, ya que no todos necesitamos lo mismo, hay mucha variabilidad y lo que es suficiente para unos puede no serlo para otros”, concluye Palou.

FUENTE: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/10/16/nutricion/1350383214.html

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