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1 04/06/2013

Nuevo descubrimiento científico que abre nuevas opciones para tratar la epilepsia, la ansiedad y los trastornos del sueño.

Investigadores de la Universidad de Stanford han encontrado una proteína que actúa en el cerebro como un tranquilizante natural semejante al valium, un fármaco cuya aplicación inicial era la de combatir los ataques epilépticos, aunque es más conocido por sus efectos sedantes. La nueva molécula, denominada DBI, podría ser importante en el diseño de nuevas terapias con menos efectos secundarios no solo en ciertos tipos de epilepsia no convulsiva, como las crisis de ausencia o la epilepsia hípnica nocturna, sino también para combatir otros problemas de salud tan frecuentes como la ansiedad y los trastornos del sueño, según un trabajo publicado en el último número de “Neuron”.

El diazepam, cuya denominación comercial y más conocida es Valium, fue puesto a la venta en 1965 y aún hoy es uno de los fármacos psicoactivos más utilizados. Actúa disminuyendo la transmisión neuronal y de ahí sus efectos sedantes. El hecho de que pudiera unirse a determinadas zonas del cerebro y ejercer así su efecto calmante sugería que debía haber alguna sustancia tranquilizante producida por el cerebro que de forma natural tuviera el mismo efecto, pero no se había localizado, hasta ahora.
El denominado inhibidor de la unión al diazepam (DBI, por sus siglas en inglés) ejerce su acción en una zona muy concreta situada en el centro del cerebro, el tálamo, una estructura a la que llega toda la información procedente de los sentidos, menos el olfato, y que sirve como estación repetidora para enviar esas señales a la corteza cerebral, donde se procesan.

El tálamo está implicado también en el inicio de las convulsiones epilépticas, según comprobaron previamente los investigadores de Stanford. Dentro de esta estructura cerebral hay otra zona más reducida aún, el núcleo reticular, que se encarga de controlar los diversos ritmos de trabajo de las neuronas, incluidos los que caracterizan al sueño. Y ahí es precisamente donde el DBI ejerce su efecto, ayudando a mantener un ritmo adecuado en la actividad de las neuronas, que si se altera puede dar lugar a ataques epilépticos. Normalmente la actividad cerebral está poco sincronizada y cuando hay un exceso de sincronía entre las neuronas se producen ataques epilépticos.

“Este es uno de los hallazgos más emocionantes que hemos hecho en muchos años”, señala John Huguenard, profesor de Neurología y ciencias neurológicas y autor principal del estudio. “Nuestros resultados demuestran por primera vez que un núcleo profundo situado en el centro del cerebro genera un producto, una pequeña proteína o péptido, que actúa como las benzodiazepinas”. Esta familia de fármacos, las benzodiazepinas, incluye además del ansiolítico Valium a su predecesor, el Librium, descubierto en 1955. La última incorporación ha sido y el descubierto más reciente, el Triazolam, utilizado para combatir los trastornos del sueño.
“Uno de los sitios de acción de las benzodiacepinas es el núcleo reticular del tálamo, donde actúan aumentando la inhibición de las neuronas. El núcleo reticular del tálamo es un centro generador de actividades rítmicas propias de las etapas del sueño, como los husos de sueño lento. Debido a que las neuronas del núcleo reticular del tálamo son inhibitorias (Gabaérgicas) determinan que la actividad cerebral se mantenga dentro de unos límites adecuados”, explica Ángel Núñez, catedrático de Biología Celular del departamento de Anatomía, Histología y Neurociencia de la Facultad de medicina de la Universidad Autónoma de Madrid.

Igual que las benzodiacepinas, el BDI actúa como un depresor del sistema nervioso central. Se une a los mismos receptores situados en la superficie de las células nerviosas y “trabaja” en colaboración con un neurotransmisor minoritario en el cerebro, pero muy importante, el GABA, potenciando su efecto inhibidor. El GABA es el encargado de frenar los impulsos nerviosos, al impedir temporalmente que las neuronas puedan emitir señales eléctricas. El núcleo reticular del tálamo está formado precisamente por neuronas que producen GABA y el DBI refuerza su acción de freno.

Durante décadas, el DBI también ha sido conocido por los investigadores con un nombre diferente: ACBP. De hecho, se encuentra en todas las célula del organismo, donde es un transportador intracelular de un metabolito llamado acil-CoA, importante en el metabolismo energético. “Pero en un circuito del cerebro muy específico y muy importante que nosotros hemos estado estudiando durante muchos años, el DBI sale de las células que le producen y sufre transformación posterior para convertirse en un compuesto natural antiepiléptico,” explica Huguenard. “En este circuito, DBI o uno de sus fragmentos actúa igual que el Valium y produce el mismo efecto neurológico”.
“Esta nueva “endozepina” actuaría a través de la expresión de un gen denominado Dbi y su acción es específica en del núcleo reticular del tálamo. Las mutaciones que provocan una inhibición del receptor para la endozepina o la falta de esta proteína favorece la aparición de descargas epilépticas en animales de laboratorio. Por tanto, esta endozepina mimetizaría la acción de una benzodiacepina pero de forma natural. El sistema nervioso podría secretarla en periodos de stress, para mantener una actividad normal. En cambio, una alteración en las endozepinas podría generar crisis epilépticas con ausencias. Estos estudios abren un gran abanico de posibilidades en el diseño de nuevos fármacos que tengan los mismos efectos que las benzodiacepinas pero con un menor número de efectos secundarios”, explica Núñez.

Si los psicofármacos pueden ejercer su acción beneficiosa sobre el cerebro se debe a que el cerebro produce de forma natural sustancias análogas. Los opiáceos como la morfina ejercen su acción analgésica gracias a que se unen al mismo sitio que las endorfinas, unos péptidos producidos en el cerebro que de forma natural tienen efectos analgésicos similares. Descubiertas en 1974, las endorfinas se producen en el cerebro en respuesta al ejercicio, la comida u otras actividades gratificantes.
La acción que la marihuana ejerce sobre el cerebro tiene su explicación en la existencia de unos “endocannabinoides” naturales. Los de la sustancia producida por el cerebro y la droga son parecidos, regulan el apetito, la memoria y son analgésicas.
La diferencia entre los psicofármacos naturales y los externos es que los primeros no provocan dependencia, ni tolerancia (necesidad de una mayor dosis para producir el mismo efecto).

Fuente: ABC.es

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1 30/05/2013

-El Instituto de Medicina del Sueño participa en las Jornadas de Psicología de la UCAM
-Médicos y psicólogos expertos en trastornos del sueño coinciden en que “gran parte de los problemas sociales se deben a trastornos del sueño”

29 Mayo – Murcia

La UCAM Universidad Católica de Murcia ha celebrado este jueves las Jornadas Nacionales de Psicología UCAM: ‘el sueño en nuestra sociedad’, organizada por el Grado en Psicología de la Universidad, y en la que se ha puesto de manifiesto que “gran parte de los problemas sociales se deben a trastornos del sueño.

En estas jornadas han participado médicos y psicólogos expertos en el sueño y sus trastornos como Jesús Escribá, médico especialista en Neurofisiología y Director del Instituto de Medicina del Sueño.

El decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UCAM, Andrés Martínez-Almagro, y el vicedecano del Grado en Psicología, Francisco José Moya, han sido los encargados de inaugurar las Jornadas Nacionales de Psicología UCAM: ‘el sueño en nuestra sociedad’ que según indicó Francisco Moya, coordinador del evento, “es un tema fundamental ya que un tercio de nuestra vida la pasamos durmiendo y el sueño es importante para el ser humano tanto a nivel fisiológico como psicológico”.

Asimismo, ha destacado la utilidad práctica y formativa de estas conferencias ya que sirven para “dar una visión más aplicada de la psicología a los alumnos de este grado”, según informaron fuentes de la institución docente en un comunicado.

Por su parte, el catedrático de Medicina del Sueño de la UCAM, ha disertado sobre la importancia del sueño en la sociedad, ya que “los trastornos del sueño afectan a gran parte de la población mundial a lo largo de su vida”.

De hecho, ha remarcado que “muchos de los problemas sociales se deben al sueño”, como es el caso de “los accidentes de tráfico”, puesto que el 20 por ciento de ellos están relacionados con estos trastornos. Además, hay trastornos muy conocidos socialmente como el síndrome de hiperactividad o el déficit de atención que “muchas veces no existen sino que son un trastorno de sueño mal diagnosticado”.

Otras ponencias han versado sobre una de las patologías del sueño más frecuentes, el insomnio, que afecta a un 30 por ciento de la población y que “supone un factor de riesgo importante para el desarrollo de trastornos psiquiátricos” , sobre todo en la edad pediátrica donde “influye muchísimo sobre trastornos de conducta y de aprendizaje durante la infancia” y es muy difícil de diagnosticar porque “los niños reaccionan de forma distinta que los adultos ante la falta de sueño”: los adultos reaccionan con somnolencia o fatiga, mientras que los niños lo hacen “con hiperactividad”

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1 13/05/2013

Dormimos una hora menos que el resto de ciudadanos europeos, según ha informado este jueves el Comité Español de Acreditación Medicina del Sueño (CEAMS), con motivo de la presentación de un proyecto elaborado por cinco sociedades científicas para impulsar esta especialidad en España.
Aunque una hora de diferencia no es periodo de tiempo muy elevado, los especialistas han recordado que un tercio de la sociedad española padece algún tipo de trastorno del sueño, el cual, además, se ha visto agravado con la crisis dado que muchas personas, especialmente los desempleados, están experimentando estados de estrés y ansiedad que se suelen traducir en insomnios o problemas a la hora de conciliar el sueño.
De hecho, el 10 por ciento de la población padece insomnio crónico; un 31 por ciento ocasional; y un 24 por ciento, roncopatía crónica. Además, se estima que un 19 por ciento de la sociedad presenta habitualmente somnolencia excesiva durante el día y en un 5 por ciento interfiere de manera importante en su calidad de vida.
Ahora bien, existe un 60 por ciento de la población que está sin diagnosticar, por lo que los porcentajes de afectación de los trastornos del sueño pueden ser “mucho más elevados”.
El principal problema de estos trastornos es que afectan a la conducta alimentaria, al metabolismo y pueden producir enfermedades cardiovasculares, obesidad o diabetes.
Asimismo, diversos estudios han relacionado el sueño con, al menos, el 20 por ciento de los accidentes de tráfico, domésticos y con un bajo rendimiento laboral y académico. “La falta de privación del sueño provoca ansiedad, agresividad, falta de atención, mayor riesgo de sufrir accidentes laborales y otras enfermedades como, por ejemplo, las cardiovasculares”, ha señalado la presidenta de CEAMS, quien, además, ha alertado de que también pueden ser la primera manifestación de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.
Pero no sólo afecta a nivel personal sino que, además, la atención de los trastornos del sueño supone un importante coste económico si no se trabaja con “suficiente” eficiencia y anticipación en su diagnóstico.
En este sentido, estudios sobre gasto sanitario realizados en Canadá, muestran una reducción entre el 50 por ciento y el cien por cien del gasto sanitario de los pacientes con síndrome de apneas e hipopneas del sueño (SHAS) tras el tratamiento, respecto a los años previos al diagnóstico. “Es necesario cuidar y prevenir la aparición de estas enfermedades porque su tratamiento es muy costoso”, han asegurado diversas fuentes.
Por este motivo, los expertos han destacado la necesidad de educar a la sociedad, desde las edades más tempranas, en una buena higiene del sueño que pasa por dormir más de siete horas diarias, regularizar los horarios de sueño, no practicar ejercicio ni tomar sustancias estimulantes antes de irse a dormir y, mantener la habitación confortable y sin ruidos.
Se prevé que en el próximo año se acrediten más de 300 médicos y otros tantos profesionales técnicos y psicológicos. Las principales metas que se esperan alcanzar con este curso son garantizar la calidad y nivel integral de conocimiento en Medicina del Sueño, siguiendo estándares de las recomendaciones internacionales; garantizar el nivel asistencial de calidad para los pacientes; favorecer la homologación de conocimientos con el existente a nivel europeo; promover el modelo de trabajo basado en la interdisciplinaridad en un área; y contribuir a un sistema sostenible económicamente y basado en la evidencia científica.

FUENTE: http://www.lavanguardia.com/salud/20130509/54373941874/los-espanoles-duermen-una-hora-menos-que-el-resto-de-los-europeos.html#ixzz2TCUwad7E

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25/03/2013

Descubrimos el por qué del mito de la bella durmiente
Dormir bien es, sin duda, el mejor y más barato tratamiento de belleza

‘La bella durmiente’ no es sólo un cuento infantil. Un equipo de científicos el Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia) ha publicado recientemente en el ‘British Medical Journal’ (BMJ), que es toda una referencia en el ámbito de la salud, un estudio en el que se hace un completo análisis estadístico para comprobar que, efectivamente, el sueño se nos nota en la cara, y los demás nos ven mejor cuando hemos dormido bien.

El experimento se hizo con 33 participantes de entre 18 y 31 años, de forma que todos ellos fueron fotografiados a la misma hora, tras haber dormido bien y después de haber sido privados de sueño. No se permitía alcohol, y no se aceptaron voluntarios fumadores, ya que estos dos hábitos habrían acentuado el mal aspecto de los sujetos, peor además en la investigación se controlaron todos los posibles efectos distorsionadores de la imagen: misma luz, misma cámara y misma expresión facial, sin maquillaje ni peinados que cubrieran el rostro, y siempre en la misma habitación. A continuación, se pidió a 65 observadores voluntarios que no conocían el estudio, que dijeran si veían rastros de cansancio o de falta de salud en las imágenes que se les mostraba y todos ellos adjudicaron valores significativamente mayores de salud y belleza a los rostros fotografiados tras haber dormido bien. Concretamente, la percepción de la salud bajaba una media de un 6%, la del atractivo se reducía en un 4% y la del cansancio se incrementaba un 19% si el individuo había dormido mal.

Los resultados, coherentes con lo que se sabe acerca de los efectos de la falta de sueño, podrían tener importancia en la práctica médica. “Estudios futuros podrían centrarse en la relevancia de estas pistas faciales en entornos clínicos” y también constatan que dormir es un tratamiento de belleza barato y efectivo –

Sin embargo, el sueño, hoy en día no está tan valorado. Dormir bien es tan importante como comer y, en cambio, pensamos que para dormir siempre tendremos tiempo y desgraciadamente al sueño sólo se le da importancia cuando empiezan a aparecer patológías derivadas de un mal descanso.
Según Axelsson–, director del expermimento” el sueño podría ser visto como el tratamiento natural de nuestro cuerpo y la alternativa perfecta para otro tipo de tratamientos de belleza”

¿Los efectos del buen dormir? Los ojos lucen más abiertos, los músculos relajados, la piel hidratada y, por sobre todas las cosas, las arrugas están menos marcadas. “Dormir bien le da a una persona una imagen más atractiva y sana, y una persona sana es la que más atrae”.

Claro está que los efectos de un buen sueño influyen marcadamente en la imagen que damos y el mito de la bella durmiente está mas que confirmado.

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3 28/02/2013

Artículo original del Dr. Jesús Escribá Alepuz aceptado para su publicación en el nº 8 (Marzo 2013)

de AESPI (Asociación Española de Sindrome de Piernas Inquietas)

 

 

 

La primera vez que escuché su nombre (Síndrome de Piernas Inquietas), me resultó, sobre todo, curioso pero, a la vez, poco científico y muy particular. Sin embargo, esa curiosidad y particularidad, junto a mi formación como médico especialista en Neurofisiología Clínica y el gran interés que desde siempre despertó en mí el área de trastornos del sueño, fueron poco a poco incrementando la pasión profesional y personal por conocer más y mejor la enfermedad, difundir este síndrome y ayudar a quienes lo sufren en la medida de lo posible, que todavía a dia de hoy es una de mis principales motivaciones.

En cualquier caso, si algo destacaría en esta patología, sin ninguna duda, sería su variable expresividad tanto en cuanto a denominaciones como en cuanto a síntomas, así como la dificultad todavía existente en ocasiones para diagnosticarla y manejarla clínicamente de forma óptima.
Empecemos por el nombre. ¿Síndrome o Enfermedad? ¿Síndrome de Piernas Inquietas o Enfermedad de Willis-Ekbom? Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua un síndrome es un conjunto de síntomas característicos de una enfermedad y, a su vez, una enfermedad es una alteración más o menos grave de la salud. Por tanto, ambos nombres serían válidos para esta patología pero, sin embargo, ninguna de ellas parece ilustrar completamente las características más importantes de la patología y tampoco están próximas a la denominación que los pacientes suelen usar para explicar lo que les ocurre.

Recientemente, una paciente de 78 años que nos consultó telefónicamente nos preguntaba: “Doctor, y esto que tengo por la noche desde hace tanto tiempo..¿qué es?.. parece que tenga el baile de San Vito!”
Esta anécdota ilustra claramente lo que apuntábamos: las formas de llamar a esta enfermedad y explicar los síntomas son tan numerosas como curiosas. Nuestra amplia experiencia en la asistencia a pacientes de todo el territorio nacional a través del servicio de consulta a distancia nos ha permitido acumular un amplio glosario terminológico y da una idea clara de la variabilidad y dificultad que todavía existe para expresar los síntomas por parte del paciente e identificarlos óptimamente por parte del facultativo.

He aquí algunos, desde los más comunes (hormiguilla, calambres, desasosiego, desesperación) a otros muy particulares (“piernas zompas”, “dormidera”, agujetas, quemazón, mordisquitos, desquicio, “desficio”), pasando por otros mejor definidos (molestias, dolor, hipoestesia, disconfort, agitación nocturna, parestesia, disestesia, inquietad).

El estudio detallado de estas expresiones nos ha llevado a comprobar que muchas de ellas son bastante más ilustrativas que la denominación aceptada de la patología hasta hace unos meses y que, además, sólo una de las denominaciones (“inquietud”) quedaría claramente representada por el nombre antiguo (“piernas inquietas”). La conclusión es que el nombre de SPI no identificaría a muchos de los pacientes que sufren esta patología y además restringe descriptivamente los síntomas a “inquietud” y a una parte del cuerpo, sin tener en cuenta que se ha evidenciado también afectación, por ejemplo, en manos o en otras partes de nuestra anatomía.

Es por ello que el cambio de nombre me parece muy acertado. Cierto es que con el uso de un epónimo (Willis-Ekbom) se pierde el valor descriptivo pero, en este caso, dada la variabilidad para describir los síntomas, considero que es mejor esto que no usar una denominación restrictiva como era “Sindrome de Piernas Inquietas”
Pero el nombre no es lo que más preocupa. Estudios recientes todavía objetivan datos de retraso y error en el diagnóstico que son inadmisibles hoy por hoy. La media de tiempo que transcurre desde que un paciente refiere los primeros síntomas por primera vez hasta que es correctamente diagnósticado en nuestro país está en torno a los 3 años (unificando a la población adulta e infantil y valorando todo el territorio nacional) y esas “mil y una noches” de sufrimiento, incertidumbre y desconocimiento absoluto tienen repercusiones muy negativas a todos los niveles.

¿Y cuando ya el paciente está diagnosticado? Inicialmente sí, pero a largo plazo, tratar a un paciente con Enfermedad de Willis-Ekbom no es tan sencillo. Las reacciones adversas medicamentosas y los fenómenos de pérdida de eficacia farmacológica y potenciación de síntomas requieren un control evolutivo clínico muy preciso y, muchas veces, resulta difícil citarse con el médico cuando se requiere y, en ocasiones, los pacientes caen en la peligrosa tentación de la automedicación

Por todo ello resulta crucial que la valoración del paciente por parte del facultativo sea cada vez más fácil, accesible y óptima y, en esa línea, el papel de concienciación y difusión sobre la enfermedad de asociaciones de pacientes (como AESPI) y/o el uso de nuevas tecnologías que aproximan mucho a pacientes y especialistas (como los cuestionarios electrónicos, las consultas a distancia o las herramientas de seguimiento médico on-line que, por ejemplo, se ofrecen en portales web como www.dormirbien.info), son decisivas para hacer frente a los problemas de infradiagnóstico tardío o evolución clínica insidiosa de los pacientes.

Solo así, siendo capaces de mejorar cada vez más la interacción médico-paciente y de realizar tantos cambios positivos como sean necesarios (incluído el nombre) para que se conozca y reconozca la Enfermedad de Willis-Ekbom, todos nosotros estaremos menos “inquietos” por el futuro de esta patología y de quienes la sufren.
Gracias por su atención.

Saludos cordiales y felices sueños para tod@s.

DR. JESÚS ESCRIBÁ ALEPUZ
Médico Especialista en Neurofisiología Clínica
Director del Instituto de Medicina del Sueño y del Portal Web “www.dormirbien.info”

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1 15/01/2013

Año nuevo, sueños nuevos: DIARIO DE SUEÑO ON-LINE, una herramienta gratuita para que cada día, nos cuentes cómo duermes y podamos ayudarte a solucionar tus trastornos del sueño.

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1 18/12/2012
Dormir mal

Hasta ahora sabía que si quería perder peso era muy importante hacer ejercicio y llevar una dieta equilibrada, pero lo que seguro desconocía es que el déficit de sueño de calidad contribuye al sobrepeso. Y es que cuando no descansamos óptimamente, el tejido graso responde peor a la insulina, y eso aumenta el riesgo de padecer obesidad y diabetes.

Un novedoso estudio ha descubierto el mecanismo fisiológico que relaciona obesidad y falta de sueño óptimo.

“Hemos encontrado que las células grasas necesitan también ‘dormir’ para funcionar adecuadamente”, afirma Matthew Brady, uno de los autores del estudio publicado en la revista ‘Annals of Internal Medicine’. Brady, profesor de medicina y vicepresidente del Comité de Metabolismo Molecular y Nutrición de la Universidad de Chicago, ha sido el primero en demostrar la base molecular que vincula el sueño y la obesidad.

Lo cierto es que la grasa, además de su ‘mala’ fama, tiene una importante función en el cuerpo humano ya que se encarga de almacenar de forma segura los lípidos. El problema viene cuando estas células dejan de responder bien a la insulina del organismo y a realizar peor su trabajo de almacenaje, ya que estos lípidos quedan sueltos en el torrente sanguíneo, y esto favorece la aparición de diabetes.

La ciencia ya conocía que las personas que duermen mal tienen peor resistencia a la insulina y cuentan con un mayor sobrepeso pero lo que este nuevo trabajo aporta es la demostración de la causa biológica de esa relación.

El estudio presente el inconveniente de que sólo se ha realizado con 7 voluntarios, jóvenes y sanos, que han pasado cuatro noches consecutivas durmiendo 8 horas y media y otras cuatro noches en las que sólo pudieron dormir la mitad. En ellos se controló la ingesta alimenticia y todos estuvieron bajo condiciones similares. Después se les extrajo sangre, para medir su sensibilidad a la insulina, y una biopsia, para analizar las células grasas de su abdomen en el laboratorio.

Después de las cuatro noches durmiendo la mitad de horas, sus células grasas tenían una sensibilidad a la insulina un 30% menor, debido a que estas células realizaban peor la fosforilación (una reacción química) de una proteína denominada AKT, crucial para la respuesta a la insulina. Esta reducción es comparable a la diferencia que se da entre las células de una persona obesa y las de una persona delgada o la que se observa en las de una persona con diabetes y otra sin este trastorno.

Fortalezas y debilidades del estudio

“Los resultados apuntan a una mayor influencia del sueño sobre las funciones del cuerpo humano, incluidas el metabolismo, el tejido adiposo, la función cardiovascular y posiblemente más”, señalan Francesco Cappucio y Michelle Miller, médicos de la Universidad de Warwick, en Coventry, Reino Unido, y autores de un editorial que acompaña al estudio. “Estos datos respaldan la búsqueda de estrategias para contrarrestar todo lo que amenace la duración y la calidad del sueño como objetivo para mejorar la salud tanto de las personas como de la sociedad”.

Por su parte, Andreu Palou, catedrático de Bioquímica y Nutrición de la Universidad de las Islas Baleares y director del programa de biomarcadores del CIBEROBN, explica que este trabajo “es un estudio interesante, pues identifica unas alteraciones moleculares concretas que experimenta el organismo ante una limitación (severa) de las horas de sueño”.

No obstante, este experto apunta algunas de las limitaciones de la investigación como el reducido número de personas estudiadas y el poco tiempo de seguimiento, tan sólo de ocho días. “No sabemos si los efectos observados se mantendrían en un plazo más largo, que es lo más interesante para el tipo de alteraciones estudiadas, que son desordenes crónicos: Obesidad, resistencia a la insulina, diabetes tipo 2. Otro aspecto crítico es que el estudio no parece controlar es el de la duración de los ciclos luz/oscuridad. Presumiblemente, los que estaban más horas despiertos también estaban expuestos a más horas de luz. Se sabe que ese tiempo de exposición a la luz afecta a parámetros metabólicos relacionados con los estudiados”.

“Desde luego, la idea es cada vez más concreta de que la falta de horas de sueño conlleva alteraciones metabólicas importantes que pueden afectar incluso al balance energético, la diabetes tipo 2 y la resistencia a la insulina. También dormir poco afecta al sistema cardiovascular, y conlleva además problemas neurológicos y gastrointestinales; pero es difícil hacer recomendaciones generales de horas de sueño, más allá de lo que cada uno perciba, ya que no todos necesitamos lo mismo, hay mucha variabilidad y lo que es suficiente para unos puede no serlo para otros”, concluye Palou.

FUENTE: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/10/16/nutricion/1350383214.html

10/12/2012

Desvelamos más informacion sobre las causas y consecuencias del ronquido y la apnea del sueño

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1 20/11/2012

Dormir mal y los trastornos psiquiátricos, un círculo vicioso frecuente y complicado.

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10/11/2012
Pastillas para dormir: nuestra última alternativa

¿SUFRES DE INSOMNIO? Si no duermes bien, el INSTITUTO DE MEDICINA DEL SUEÑO…

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