¿Cambiar nuestros horarios es la clave para dormir mejor y rendir más?

01/03/2016

Clases a las 08.00 de la mañana, comidas y cenas a deshora, actividades extraescolares casi nocturnas, y al final de la jornada hay que atender los mensajes de WhatsApp y actualizar el Facebook… Todo eso sumado a un ciclo del sueño cambiante y adaptado a un ritmo de vida frenético que jóvenes y adolescentes llevan a cabo sin ser conscientes de ello y que les  empuja a ir a la cama más tarde de lo habitual. El resultado: cansancio crónico.

Desde diferentes Universidades  de EEUU, médicos y científicos, realizaron hace tiempo, un llamamiento internacional donde pedían que los horarios lectivos se adaptasen a las necesidades de los alumnos, no a la de los adultos. El horario de entrada a las aulas debería ser a las 10.00 de la mañana.

En este País, las clases de Bachillerato, ESO y Ciclos Formativos  empiezan, más o menos,  a las 08.00 a.m; en cambio, infantil y primaria hacia las 09.00. Por eso, si descansamos poco y nos levantamos temprano para ir a clase, nos olvidamos del rendimiento académico a posteriori: por cada dos horas que restamos al descanso, se duplica el fracaso escolar.

Durante el periodo de la adolescencia (desde los 14 hasta los 25), es necesario dormir nueve horas al día. Pero durante esta etapa, el reloj biológico se modifica y se concilia el sueño más tarde. Si nos acostamos tarde y nos levantamos temprano, eliminamos horas de descanso, asimilación, reflexión, relajación  y sueño. Esta situación tiene consecuencias negativas  para la consolidación de experiencias, conocimientos…que durante el sueño se reinician y favorecen los procesos de aprendizaje. Por este motivo, en algunos centros educativos se abrirán puertas sobre las 10.00 h.

Un ejemplo de franja horaria anómala es la que se da en  mayoría de centros educativos, donde las clases finalizan a las 15:00h , retrasándose así la hora de comer, merendar y/o realizar actividades extraescolares, además de cenar casi a las 22.00 o las  23.00 de la noche. Muchas de las actividades como el deporte o las clases de refuerzo se concentran en las horas previas a ir a la cama. Estos hábitos no ayudan a conciliar el sueño correctamente.

Asociaciones y plataformas defienden una reforma horaria educativa basada en los horario europeos: con jornadas laborales compactas, adelantando las horas de comer con el fin de conseguir una mayor calidad de vida; modificando nuestra cultura del tiempo y del sueño.

Estamos ignorando por completo la importancia de dormir bien. Pero conociendo el problema, la solución está al alcance de nuestra mano.

Posted in Destacadas by Departamento Comunicación- Susana Barreiro
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